La masa madre natural es un fermento compuesto de harina y agua que no contiene ningún tipo de levadura añadida. En la propia harina hay multitud de levaduras y bacterias que provocan la fermentación de las masas de manera espontánea. Esta forma de fermentación, tan antigua como los panes que con ella se elaboran, aporta un sabor y aroma especiales a las masas y ayuda a controlar su acidez.
Al contrario de lo que podamos pensar sobre la masa madre natural, su elaboración es sencilla, al igual que su conservación. Cualquiera, con un mínimo de interés, puede prepararla sin esfuerzo ni conocimientos específicos. Lo único que se necesita es paciencia, ya que el proceso es lento, y un poco de atención semanal, ya que hay que “alimentarla” para que no se eche a perder y dure toda la vida.
PASOS A SEGUIR:
- Primer día: En nuestro bote, mezclamos 5 gr de harina de centeno o harina integral con 5 gr de agua. Removemos con la cuchara, tapamos el bote y lo dejamos reposar a temperatura ambiente durante 24 horas. No veremos ningún cambio en este día.
- Segundo día: Añadimos otros 5 gr de harina y otros 5 gr de agua. Removemos, tapamos y lo dejamos reposar de nuevo a temperatura ambiente durante 24 horas más. En este día tampoco veremos ningún cambio.
- Tercer día: Agregamos de nuevo 5 gr de harina y 5 gr de agua y procedemos de igual manera que en los dos días anteriores, dejándolo reposar otras 24 horas. Es posible que en este día empecemos a ver actividad en la masa en forma de burbujas. Si no es así, no te preocupes, ¡sigue adelante!
- Cuarto día: Añadimos otros 5 gr de harina y otros 5 gr de agua. Removemos, tapamos y dejamos reposar 24 horas más. En este punto es muy posible que veamos burbujas en la masa.
- Quinto día: Nuestra masa madre está más desarrollada. Las levaduras han aumentado mucho en número y a partir de hoy necesitarán que se las alimente más a menudo (ente 12- 16 horas).
